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Presupuesto, seguridad y control aéreo: una conversación urgente

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    Colegio ATC
  • hace 2 días
  • 3 Min. de lectura

En su columna de esta semana en el Portal de Cooperativa, el presidente del Colegio de Controladores de Tránsito Aéreo de Chile, Jorge Caro Gálvez, plantea su preocupación en torno a varios temas que afectan al sector.


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"Este 20 de octubre, los controladores de tránsito aéreo de Chile nos sumamos a la conmemoración mundial de una labor muchas veces invisible, pero absolutamente esencial para la seguridad y conectividad del país. Es el Día Internacional del Controlador de Tránsito Aéreo. Pero este año, la celebración convive con un contexto complejo que va más allá de nuestro sector: la discusión presupuestaria nacional", precisa.


Añade que en las últimas semanas, los comandantes en jefe de la Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea han alertado públicamente sobre recortes que impactan directamente su operatividad. La mayor parte de las reducciones afectan el subtítulo 21, que corresponde a las remuneraciones. Para mantener su plantilla, las instituciones han debido reducir mantenimiento, fiscalización y despliegue operativo. La situación ha sido reconocida por el Ejecutivo, aunque desde el Ministerio de Defensa se insiste en que el presupuesto 2026 no contempla "recortes" formales", precisa.


Destaca que "este escenario no es un asunto exclusivamente militar. Revela una tensión de fondo: cómo priorizamos, financiamos y sostenemos las capacidades estratégicas del Estado. Y ahí, el sistema de control del tránsito aéreo también entra en la conversación.

La Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) es parte de ese engranaje. Somos funcionarios civiles que dependemos a través del comandante en jefe de la Fuerza Aérea del ministerio de defensa y que cumplimos un rol crítico para la navegación segura del espacio aéreo. Nuestra tarea no solo permite el funcionamiento del transporte comercial: también habilita el despliegue de aeronaves en casos de emergencia, conectividad regional, operación de vuelos oficiales y misiones de rescate".


"A pesar de esa responsabilidad, los controladores seguimos operando bajo condiciones que requieren una revisión urgente. En algunos meses, nuestras jornadas laborales han superado las 200 horas. Esta cifra no resiste comparación con países vecinos como Argentina o Uruguay, donde los topes mensuales fluctúan entre 90 y 120 horas. El problema no es solo laboral: es un factor de riesgo para la seguridad operacional. Aún más preocupante resulta la reciente solicitud del comandante en jefe de la Armada, almirante Fernando Cabrera; y del comandante en jefe de la FACh, general Hugo Rodríguez, al Congreso: pidieron formalmente que los ingresos generados por instituciones civiles como la DGAC puedan ser redestinados a las propias Fuerzas Armadas".

"Este tipo de propuestas tensiona la lógica de autonomía técnica que debe regir a instituciones civiles como la nuestra. La DGAC no es una caja recaudadora para gastos militares: es un organismo con funciones estratégicas propias, que requieren inversión, planificación y estándares internacionales. Destinar sus recursos para cubrir déficits castrenses no solo es un error técnico: es un riesgo estructural para la aviación civil del país", resalta.


"Además, arrastramos compromisos incumplidos que agravan el panorama. En 2023, el gobierno y los controladores firmaron un acuerdo orientado a actualizar equipos, renovar radares y asegurar dotación suficiente. No se trataba solo de mejoras laborales, sino de responder a urgencias técnicas con impacto directo en la seguridad aérea. Hoy a 2 años de estos acuerdos, los avances han sido mínimos y la confianza institucional, se ve seriamente dañada. Nuestras demandas no son reivindicaciones aisladas, ni vinculadas a alzas salariales, sino una apuesta por un sistema de aviación sostenible, seguro y profesional. La falta de modernización tecnológica, la sobrecarga operativa y la fragilidad institucional son riesgos reales para el país", comenta Caro en su columna.


"Por eso, indica, desde el Colegio de Controladores de Tránsito Aéreo hemos pedido que el presupuesto del sector aeronáutico contemple herramientas reales para abordar este problema: regulación técnica de la jornada, dotaciones suficientes, fortalecimiento del rol institucional de la DGAC. No se trata de pedir más recursos sin respaldo, sino de asignar de forma inteligente lo necesario para sostener un servicio esencial con estándares modernos, pero en la comisión ¿quién lo defiende?".


"Chile fue elegido sede de la Reunión Regional de IFATCA Américas 2026, y más de 25 países vendrán a dialogar sobre el futuro del control aéreo. Para estar a la altura de ese encuentro, necesitamos primero resolver nuestras deudas internas.

Este 20 de octubre no solo celebramos nuestra vocación. También abrimos una conversación urgente sobre presupuesto, seguridad y futuro. Porque la conectividad del país no se sostiene sola. Y la seguridad aérea, como toda capacidad estratégica, también requiere decisiones políticas a la altura del desafío", concluye.


Puede acceder a la columna en Cooperativa DESDE AQUÍ

 
 
 

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